viernes, octubre 19, 2007

Bienvenida de nuevo



Recuerdo que me desperté en una gran sala demasiado blanca y demasiado vacía. No sabía donde estaba, ni como había llegado allí, ni que demonios hacía en esa sala un tanto espeluznante.
Esperé sentada a que alguien o algo contestara a mis preguntas.
El tiempo fué pasando.
Así que decidí observar todo el vacío que me rodeaba y a pesar de ello, algo en el ambiente me resultaba familiar, pero qué?
Cuando la espera empezó a ser agobiante, decidí buscar una salida. Examiné y recorrí cada centímetro de pared blanco nuclear. Total, pensé, si he entrado....puedo salir.
Poco a poco mi serenidad fue dejando paso a la desesperación, miedo, terror y locura.
No sé cuanto tiempo estuve allí tirada, llorando, riendo, temblando. A ratos mi cuerpo se convertía en un perfecto ovillo, otras veces el blanco tan blanco de las paredes penetraba de tal manera en mis ojos, que creía ver lucecitas como si de luciernagas se tratara.
En ese punto oí una voz.
-Creo que por hoy ha sido suficiente.
La voz me relajó, me calmó. La locura fue dejando terreno a la cordura, a la serenidad...Hasta que me di cuenta que esa voz ,era Su voz. Entonces me encabrité, me enojé, me enfadé, pateleé, grité, lloré y por fin, reí.
-Tenias que ser tú, por supuesto.- Dije, mientras una figura aparecía de la nada.
Soltó una ligera carcajada.
-Touché. Pero has tardado mucho en darte cuenta.
-Viejo cabrón-escupí.
-Yo también me alegro de verte.- Su voz parecía sincera, pero nunca te puedes fiar, y menos de él.
-Creí que habías muerto-le dije.
-Curioso, yo creí lo mismo de tí.-contestó.
Le miré desconcertada.
-Veo que aún no lo has ententido, pequeña.-
Como me sentía de protegida cada vez que me llamaba "pequeña" con tono paternal.
-Te explicaré algo - continuó- Estás en Tú sala de sueños. Y como ves, está vacía. ¿Que te ha pasado?¿Dónde han ido a parar tus sueños?
-Desaparecieron el día que te dí por muerto.- Contesté mientras me mordía el labio de pura impotencia.
- De nuevo,curioso, porque yo desaparecí el dia que decidiste matar a tus sueños.- Respondió.
Le miré a los ojos. Esos ojos llenos de templanza. Y en ese momento me derrumbé. ¿Tanto le había echado de menos?. Mis manos intentaron ocultar miles de lágrimas que se precipitaban al vacío.
-Sand...Sandman. Lo siento.
Y por primera vez desde que nos conocíamos, me abrazó.
-Tranquila, pequeña.- Con sus delicados dedos me secó las lágrimas- También yo te he echado de menos.-
Y mientras me dedicaba una sonrisa bañada con algo de melancolía, me dijo- Pequeña, bienvenida de nuevo.