Alas de mariposa
Ayer salí volando por la ventana, no se como ni porqué, pero lo hice.
Era de noche y la ciudad, como la mayoría de la gente, dormía. Sólo algún borracho, noctámbulo o soñador rompía el silencio de la noche.
Creo recordar que antes de despertar y ponerme a volar, Sandman vino a verme.
Sandman, viejo amigo.
-Despierta-me susurró con su voz más cálida-, ha llegado tu hora. Ha llegado la hora de cumplir tu cometido. Ha llegado la hora de los sueños.
La verdad es que no me sorprendí de verle. Tampoco me sorprendió lo que me dijo.
Sandman, es Sandman.
Lo último que me dijo fue:" Recuerda, todos son importantes. Los sueños son como el mecanismo de un reloj; hasta el tornillo más insignificante puede llegar a ser la pieza clave."
Y me dio un cazamariposas.
-Sandman, las mariposas salen de día.
-Cierto, pero los sueños tienen alas de mariposa cuando se escapan por las ventanas. Esto suele pasar cuando la gente los ignora, o los maltrata o los olvida es viejas cajas amontonadas en refugios llamados trastiendas.
Así que vestida con una vieja camiseta y unos pantalones algo holgados, y blandiendo un cazamariposas, me dirigí a rescatar a los sueños. Salí por la ventana y empecé a andar por el aire.
Pude ver una mariposa preciosa; era el sueño de alguien que quería ser jardinero. Quería cuidar y mimar a las flores, quería ver crecer de la nada a una hierba o a un árbol. Pero en su día a día se disfrazaba con su mejor traje y ejercía de economista. Era lo que sus padres soñaron para él. Era lo que su mujer le pedía que fuera. Y con los años se resignó y olvidó su sueño.
Escondida en el alféizar de una ventana vislumbré a otra mariposa. Era pequeña y vivaracha. Éste tenía que ser el sueño de un hombre con ansias de demostrar al mundo toda su valía artística. Quería dibujar .Su vida era una hoja, y un lápiz. Pero sus padres insistían." Tienes que estudiar una carrera, hijo. Dibujar es de críos. Es un sueño, y nadie vive de ellos. No se pagan las facturas soñando. Haznos caso". Y el hijo pródigo hizo caso. Pasaba los días cobrando en un supermercado. Su sueño desapareció. No volvió a coger un lápiz.
-Que tristeza.-me dije.
Correteando por los aires y con el cazamariposas en mano, me puse a cazar esos sueños. No me lo pusieron nada fácil, la verdad. Pero cuando los tuve en mis redes les dije:
- No tengáis miedo, nadie os hará más daño.
Las mariposas se tranquilizaron y dejé que salieran de las redes. Revolotearon a mí alrededor y se posaron una en mi nariz y otra en mi hombro.
- Tranquilas. No os sintáis perdidas, ahora volveremos con aquellos que soñaron con vosotras una vez.
A pesar de que estábamos en Octubre, todavía había ventanas abiertas .Con poca dificultad me colé en la primera ventana. El jardinero dormía junto a su mujer.
-Ve, mariposa, ve a donde te corresponde.-La mariposa echó a volar y se situó en la cabeza del hombre, y me miró.- No tengas miedo, esta vez todo irá bien.
Salí de nuevo por la ventana y busqué al dibujante. Esté me lo encontré tirado en la calle con un estado de embriaguez bastante alto.
-Pequeña, ayúdalo, te necesita. Necesita soñar contigo, necesita aferrarse a esta vida y a ti. Vuela, mariposa, vuela.
Por el este empezaba a clarear. La noche acababa, dejando paso al día.
-Muy bien hecho, niña.-reconocí la voz de Sandman.
-Ha sido duro.-contesté
-Nadie dijo que no lo fuera.-respondió.-Ahora vete a descansar.
Y así fue como salí volando por la ventana, no se como ni porqué, pero lo hice.
Era de noche y la ciudad, como la mayoría de la gente, dormía. Sólo algún borracho, noctámbulo o soñador rompía el silencio de la noche.
Creo recordar que antes de despertar y ponerme a volar, Sandman vino a verme.
Sandman, viejo amigo.
-Despierta-me susurró con su voz más cálida-, ha llegado tu hora. Ha llegado la hora de cumplir tu cometido. Ha llegado la hora de los sueños.
La verdad es que no me sorprendí de verle. Tampoco me sorprendió lo que me dijo.
Sandman, es Sandman.
Lo último que me dijo fue:" Recuerda, todos son importantes. Los sueños son como el mecanismo de un reloj; hasta el tornillo más insignificante puede llegar a ser la pieza clave."
Y me dio un cazamariposas.
-Sandman, las mariposas salen de día.
-Cierto, pero los sueños tienen alas de mariposa cuando se escapan por las ventanas. Esto suele pasar cuando la gente los ignora, o los maltrata o los olvida es viejas cajas amontonadas en refugios llamados trastiendas.
Así que vestida con una vieja camiseta y unos pantalones algo holgados, y blandiendo un cazamariposas, me dirigí a rescatar a los sueños. Salí por la ventana y empecé a andar por el aire.
Pude ver una mariposa preciosa; era el sueño de alguien que quería ser jardinero. Quería cuidar y mimar a las flores, quería ver crecer de la nada a una hierba o a un árbol. Pero en su día a día se disfrazaba con su mejor traje y ejercía de economista. Era lo que sus padres soñaron para él. Era lo que su mujer le pedía que fuera. Y con los años se resignó y olvidó su sueño.
Escondida en el alféizar de una ventana vislumbré a otra mariposa. Era pequeña y vivaracha. Éste tenía que ser el sueño de un hombre con ansias de demostrar al mundo toda su valía artística. Quería dibujar .Su vida era una hoja, y un lápiz. Pero sus padres insistían." Tienes que estudiar una carrera, hijo. Dibujar es de críos. Es un sueño, y nadie vive de ellos. No se pagan las facturas soñando. Haznos caso". Y el hijo pródigo hizo caso. Pasaba los días cobrando en un supermercado. Su sueño desapareció. No volvió a coger un lápiz.
-Que tristeza.-me dije.
Correteando por los aires y con el cazamariposas en mano, me puse a cazar esos sueños. No me lo pusieron nada fácil, la verdad. Pero cuando los tuve en mis redes les dije:
- No tengáis miedo, nadie os hará más daño.
Las mariposas se tranquilizaron y dejé que salieran de las redes. Revolotearon a mí alrededor y se posaron una en mi nariz y otra en mi hombro.
- Tranquilas. No os sintáis perdidas, ahora volveremos con aquellos que soñaron con vosotras una vez.
A pesar de que estábamos en Octubre, todavía había ventanas abiertas .Con poca dificultad me colé en la primera ventana. El jardinero dormía junto a su mujer.
-Ve, mariposa, ve a donde te corresponde.-La mariposa echó a volar y se situó en la cabeza del hombre, y me miró.- No tengas miedo, esta vez todo irá bien.
Salí de nuevo por la ventana y busqué al dibujante. Esté me lo encontré tirado en la calle con un estado de embriaguez bastante alto.
-Pequeña, ayúdalo, te necesita. Necesita soñar contigo, necesita aferrarse a esta vida y a ti. Vuela, mariposa, vuela.
Por el este empezaba a clarear. La noche acababa, dejando paso al día.
-Muy bien hecho, niña.-reconocí la voz de Sandman.
-Ha sido duro.-contesté
-Nadie dijo que no lo fuera.-respondió.-Ahora vete a descansar.
Y así fue como salí volando por la ventana, no se como ni porqué, pero lo hice.